Reseña: Daniel Quiñones - Vientre

El músico y productor expande sus intereses musicales, logrando una producción de importante ambición. De esta forma, 'Vientre' (2...

El músico y productor expande sus intereses musicales, logrando una producción de importante ambición. De esta forma, 'Vientre' (2018) ofrece variedad y nuevos matices sonoros.

El presente año ha sido fructífero para Daniel. Comandando la nave en su estudio, ha estado detrás de tres producciones que están siendo destacadas por diversos medios. 'Viaje Eterno' de Lynejami, proyecto inicialmente confeccionado por la iquiteña Lynette Jamilette, adquirió nuevos rumbos con el apoyo de Quiñones, resultando un producto sólido que navega entre la psicodelia y el dream pop. Luego, la banda puneña FELYNO, con 'Graciano Ricci', conquistó los oídos indies de los limeños. Por su parte, Satélite Menor ofreció con 'Tímidas Formas de Convivencia' un pop-rock a doble voz de vientos peninsulares, novedoso para la escena. Esta especie de hoja de vida no sólo destaca la dedicación de Quiñones para con cada proyecto, sino también su desempeño dentro de cada género musical trabajado y su capacidad para transformarlo, darle  nuevos matices. 


Transformación, matices: son dos palabras claves para definir a 'Vientre' (2018), el último trabajo de Daniel, el músico, el que sin bajar de la nave se envuelve en los instrumentos y crea sus propios ruidos. Según el mismo autor de la obra, 'Vientre' fue pensado como un compilado de 8 canciones ejecutadas por 8 bandas distintas, pertenecientes a un mismo sello discográfico. Vale recalcar que estas bandas y el sello no serían más que una ficción ideada por el mismo Daniel, teoría que lo habría convertido en un artista mentiroso. Pero ¿acaso los artistas no guardan algo de mentira? De esta forma y, ya dentro de lo real, los 8 tracks que componen 'Vientre' tienen vida propia, por separado, como si hubieran sido concebidos por personas distintas o por una misma de 8 cabezas o más.

Pero comencemos a recorrer cada track. Una especie de filosofía está presente en 'Tiempo Interno' ("Si un día ya dura más de la cuenta, el tiempo no lo refleja"), teniendo en cuenta aún más su ritmo aletargado, somnoliento, entre el psicodélico dream pop de bajo predominante. Ya para acelerar y abordar la nave está 'Fly', interpretada por Dafne Castañeda, que añade un nuevo elemento. También los teclados y guitarras se multiplican, y la producción crece en su propio rumbo. Luego, de 'Vientre', se pueden rescatar: su introducción de soundtrack, sus chirriantes melodías, sus juegos de percusión sorpresivos y sus modernos adornos de cuerdas. 'Día Soñado', en su corta duración, nos deja interesantes matices electrónicos y acústicos. 

La segunda mitad ofrece aún más. Una balada en un dos tres como 'Dejar' no podía estar mejor. Por su introducción, sus teclados clásicos, y la letra repetitiva que Daniel hace drama ("Si puedes tocar lo que no está"), alternando líneas con Jorge Luis Borges que pronuncia un fragmento de su poema "El Golem". Más adelante, las velocidades cambian y desemboca en un epílogo idóneo. El sonido de 'Nuevo Mundo' viaja sobre una base electrónica por nuestras tierras ya que ejerce colores andinos en sus teclados. Una desconocida voz, envolvente, se presenta en 'Primer Contacto', también unas guitarras y sinfonías metaleras. Por último, 'Sintonía', cierra una producción ambiciosa, luciendo distorsiones de rock propias del shoegaze, guitarras descolocadas, independientes, paralelas a la base electrónica. 

Es evidente que Daniel ha quedado inmerso en los géneros de movimiento (shoegaze, dream pop, new wave, electrónica, principalmente) pero que también contempla otros (metal, psicodelia, ambient, clásica). Asimismo, el cine y la poesía aportan en su centro creativo y él, en su nave, se encarga de conjugar todo lo adquirido. Como lo creo yo: la música también es imagen. 




Foto de portada: Portada de 'Vientre'.
Foto de cuerpo: Daniel en la nave.

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