Pongámonos melodramáticos y
escuchemos pop. Porque, sí, ese género abanderado por Michael Jackson y Madonna,
actualmente es estigmatizado. Quizá sea producto de una exageración nula de
autoridad, pero lo cierto es que en estos tiempos hay contadas obras que destacan
en el género. En fin, a discutir.
Una de las
garantías que da el género, o al menos eso es lo que se ve, es el éxito a
escalas impredecibles. En el 2008, Lani (su nombre es: Ella Maria Lani Yelich-O'Connor), con
12 años, cantaba Warwick Avenue (de Duffy) en un concurso escolar de talentos. Insospechadamente,
aquel video llegó a manos de Scott Maclachlan, desencadenando en la firma de un
contrato con Universal Music Group, nada menos. Entonces Lani, interesada en
asuntos de la realeza, quiso llamarse artísticamente Lord, lo que luego fue
modificado a Lorde, debido a la masculinidad que sugería la primera opción. Luego
vendrían los procesos de composición y producción.
Ya en el 2012, The Love Club, un EP de descarga
gratuita, obtiene buenos resultados en números. Luego vendrían las ventas en iTunes
y la entrada de Royals al ranking Billboard, siendo el primer lugar en Nueva
Zelanda, su país natal, y ocupando algún respetable puesto del top 10 en más de
20 países, incluyendo Estados Unidos. Perú no fue ajeno a ello, ya que las radios locales rotaban Royals con
frecuencia. Mucho número pero ¿y la música?
Pure Heroine, su primer álbum, lanzado el 2013,
tiene potencia. Las 10 canciones no rompen parlantes con estruendosos efectos,
sino que tienen los elementos necesarios para detenerse y escuchar con
atención. A pesar de Royals, que cae de memoria, son valorables Buzzcut Season,
Glory And Gone, Tennis Court y A World Alone; básicamente por poseer instrumentación
justa y letras críticas, reflexivas, que dicen algo.
Melodrama
Lorde aún no cumple 21 y ya ha lanzado su segundo álbum. Melodrama comienza con Green Light, canción gradualmente imponente, de percusión precisa, un piano que remonta a lo clásico y de letra desafiante, cantada en tono provocador, como el tema lo amerita. El nivel se mantiene en Sober y Homemade Dinamyte, conservando la justa estructura musical.
Lorde aún no cumple 21 y ya ha lanzado su segundo álbum. Melodrama comienza con Green Light, canción gradualmente imponente, de percusión precisa, un piano que remonta a lo clásico y de letra desafiante, cantada en tono provocador, como el tema lo amerita. El nivel se mantiene en Sober y Homemade Dinamyte, conservando la justa estructura musical.
The
Louvre cuenta con hábiles arreglos de guitarra y matices sonoros interesantes. El
piano de Liability nuevamente evoca a lo clásico (¿acaso al famoso Canon de
Pachelbel?) y acompaña a Lorde que suelta frases como: “lo entiendo, soy una carga,
te hago salvaje, soy demasiado para todos… soy un juguete que las personas
disfrutan… me verán desaparecer en el sol”; siendo la canción más personal y
liberadora de la producción. Más adelante se encuentra el reprise, con el mismo
ambiente intenso y reflexivo.
Hard Fellings/Loveless está dividida en dos. Mientras
que Hard Fellings trata de indagar sobre los sentimientos (o resentimientos) en
base a hechos, Loveless resuelve y acepta conjeturas. Ello también es reflejado
en la música, cambiando de apacible a osada. Sober II (Melodrama) y Writer In
The Dark poseen atractivos arreglos orquestales que acompañan las ricas melodías
vocales de la cantante.
Finalmente, se define el concepto de Melodrama
a través de sus etapas (melancolía, reflexión, catarsis, comprensión y
resurgimiento), plasmadas en las composiciones ingeniosas de Lorde, que no
tiene temor de mostrarse y explica su sentir en cada verso. Por otro lado, el
apoyo de Jack Antonoff en la producción, fue importante
para completar un álbum ambicioso, innovador, logrado y que apunta a la
consagración de la artista.
Entonces, pongámonos pop y escuchemos Melodrama.
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